Sadako Sasaki fue una niña japonesa, que tenía dos años cuando quedó expuesta al bombardeo atómico contra civiles realizado por Estados Unidos el 6 de agosto de 1945 en Hiroshima (Japón). Sadako es recordada por la historia de las mil grullas de origami, y a la fecha es uno de los emblemas sobre las víctimas inocentes de la guerra.
ESTA ES SU HISTORIA
Sadako vivía con su familia en una casa cerca del puente Misasa, en la ciudad de Hiroshima. La bomba atómica explotó a 1700 metros de distancia. Sadako voló a través de una ventana y su madre salió corriendo de la casa, sospechando que la encontraría muerta, pero estaba viva, indemne, sin lesiones aparentes. Mientras huía por la calle, Sadako y su madre quedaron atrapadas en la «lluvia negra».
Sadako creció como cualquier otra chica, convirtiéndose en un miembro importante del equipo de relevos de su escuela.
En noviembre de 1954, Sadako ―de once años de edad― desarrolló una hinchazón en el cuello y detrás de las orejas. En enero de 1955, se le formó púrpura en las piernas. Después de su 12.º cumpleaños (el 7 de enero de 1955), se le diagnosticó leucemia maligna aguda de las glándulas linfáticas (su madre se refería a ella como «una enfermedad de la bomba atómica»).1 El 20 de febrero de 1955 Sadako fue hospitalizada. Los médicos le pronosticaron, como máximo, un año de vida.
En esta época ―diez años después de la explosión atómica―, se observó un aumento en los niveles de leucemia, especialmente entre los niños. A principios de los años cincuenta los japoneses sospechaban que esos casos eran causados por la exposición a la radiación.
Al día siguiente, 21 de febrero de 1955, Sadako fue admitida como paciente en el hospital de la Cruz Roja de Hiroshima para tratamiento y transfusiones de sangre. En el momento en que fue admitida, su recuento de glóbulos blancos era seis veces mayor que el de un niño de su edad.
En agosto de 1955, después de dos días de tratamiento, fue trasladada a una habitación con una compañera de cuarto, una niña estudiante de secundaria que era dos años mayor que ella, también enferma de cáncer. Fue esta compañera quien le contó la leyenda japonesa que promete que a quien pliegue mil grullas de origami se le concederá cualquier deseo. Ella le enseñó a Sadako cómo doblar las grullas de papel.
Una versión popular afirma que Sadako no alcanzó la meta de doblar 1000 grullas, que solo dobló 644 antes de su muerte, y que sus compañeras de escuela completaron las 1000 y las enterraron con ella. Sin embargo, en un documental en blanco y negro, el padre de Sadako, Shigeo Sasaki, dijo que Sadako había hecho aproximadamente 1400 grullas de papel, que sus padres guardaron en su casa. Y mostró las grullas en el documental. Las compañeras de escuela hicieron mil grullas de papel que se enterraron con Sadako. Esto se explica también en el libro Sadako y las mil grullas de papel. Una exposición que apareció en el Museo Memorial de la Paz de Hiroshima declaró que a finales de agosto de 1955, Sadako había logrado su objetivo y continuó haciendo más grullas.
A pesar de que, durante sus días en el hospital, Sadako tenía mucho tiempo libre para doblar las grullas, se le acabó el papel. Utilizaba envoltorios de medicamentos y cualquier otra cosa que pudiera conseguir. Para ello iba a las habitaciones de otros pacientes a pedirles el papel de sus regalos de buenos deseos. Su amiga Chizuko le conseguía papel de la escuela.
Har Eman y Helios, en sus grupos de lectura fácil ha querido recordar a esta niña y su bonita acción. Aquí los ejemplos.